Vivimos en la era de la información, y en la actualidad el contenido y el mensaje han ido equiparando fuerzas hasta llegar a un punto en el que muchas veces no sabemos diferenciar qué es exactamente lo que importa en un anuncio publicitario, ya sea, por ejemplo, en un anuncio televisivo, en una página de una revista impresa, o en un banner dentro de un sitio web. A todo esto suelen ser especialmente susceptibles las nuevas generaciones, que están más acostumbradas al soporte digital para leer un libro, entregar un currículum o incluso, en algunos casos, tener una conversación, y quienes cada vez más acuden a las farmacias por una mera cuestión generacional.
Mencionado todo lo anterior, y en un momento en que las farmacias tienen una mayor dificultad para seguir adelante, cada vez son más las que intentan adaptar sus espacios a la demanda de sus clientes, con lo que los métodos de publicidad tales como figuras de cartón a tamaño real para anunciar un determinado medicamento cada vez están más obsoletas por razones de practicidad.
Desde hace relativamente poco, podemos encontrar en ellas carteles digitales que actualizan el sistema de publicidad de los establecimientos, y que posibilitan mostrar una ingente cantidad de información en un espacio muy reducido. Estos nuevos canales permiten lanzar información y publicidad personalizada dependiendo del usuario. Además, es importante señalar que las compras cada vez se producen de manera más compulsiva, con lo que es importantísimo presentar la información que pueda interesar al paciente en un momento tan crucial como la compra de otro producto.
Estos servicios de publicidad digital suelen sufragarse por sí mismos puesto que en ellos puede aparecer, en momentos puntuales, información acerca de otros productos o servicios , y suponen un valor añadido para aquellas farmacias que disponen de ellos frente a las que aún no han dado el paso de adecuar sus establecimientos a los nuevos canales de comunicación.