Uno de los grandes debates de economía nacional es el de la indemnización por despido. Siempre que surge la necesidad de hacer reformas, aparece la idea. “Abaratar el despido” es un mantra que escuchamos constantemente. Los representantes de los empresarios piden despidos casi gratuitos, los de los trabajadores indemnizaciones mayores.
Hay que partir de varias premisas antes de exponer la teoría que manejamos en nuestra empresa.
Lo primero es que, más allá de la caricatura del empresario déspota, la inmensa mayoría de empresarios no quiere despedir. Lo que quieren los empresarios es que su empresa salga adelante, para ello quieren contratar, tener a los mejores y que este capital humano repercuta positivamente en los resultados de la empresa. Nadie contrata con la idea de despedir en mente. Habrá, claro que sí, empresarios que se aprovechen de la posición de fuerza, que tengan una mentalidad inhumana y que traten a sus empleados como mercancía de usar y tirar. Pero la mayoría quiere contratar para mantener a sus empleados a la larga. Un despido es un fracaso, es sinónimo de que se ha contratado mal o de que no están saliendo bien las cosas. No es agradable. Más allá de esto, sí que existe una idea consolidada de que si el despido fuese más barato, no habría miedo a contratar y se contrataría más.
Los representantes de los trabajadores, por su parte, ven la situación a la inversa y entre sus reivindicaciones siempre está la de encarecer el despido.
¿Qué posición es la correcta?
Cada cuál tendrá su opinión, pero en HA , como pequeños empresarios, pensamos que la indemnización por despido no es el mayor problema del mundo y que el abaratamiento del despido no necesariamente nos va a hacer contratar más. ¿Por qué? Porque en realidad cualquier empresa puede contratar todo lo que quiera sin miedo especial. Y esto es por dos motivos. El primer motivo es que existen periodos de prueba fijados en los convenios colectivos. Cuando se realiza una contratación, hay un par de meses para observar si la persona se adecua al perfil. En estos dos meses el despido sería gratuito. Claro, uno puede pensar “dos meses no son suficientes”. Cierto, puede que no lo sean. Pero, en serio ¿cuánto cuesta una indemnización por despido de un empleado que lleva un año? No cuesta más que su salario de un mes, es decir, despedir a un empleado que lleva un año apenas cuesta el equivalente a haberle tenido un mes más trabajando. ¿De verdad es un coste tan imposible de soportar el equivalente a haber pagado un mes más? Estamos hablando en este caso de despidos improcedentes en los que la cuantía de la indemnización es mayor. Un año es plazo más que suficiente para saber si una persona encaja o no en el equipo, a no ser que uno no preste la más mínima atención a lo que se cuece en su casa. En un año podemos ver si la persona tiene valía profesional, si no la tiene, si encaja o no encaja con sus compañeros, etc. Entonces entiendo como exagerado agarrarse al mantra de “si el despido fuese más barato, contrataríamos más”, porque las indemnizaciones no son exageradas ni muchísimo menos en un plazo suficiente para saber si un empleado nos encaja o no nos encaja.
Hay un par de casos en los que la indemnización por despido se nos puede ir de madre. El primer caso es porque la empresa tenga verdaderas dificultades económicas. Pero para estos casos ya entrarían dentro de un despido objetivo y la cuantía sería menor. El segundo caso es el de empleados con una antigüedad tan alta que haga que su indemnización sea inasumible. Esto tiene a su vez dos posibilidades. Una primera posibilidad atiende a una mala actitud del empleado, antes la tenía buena, ahora es un mal trabajador creador de problemas. Bien, si es un trabajador problemático, también hay casos de despido objetivo y un régimen disciplinario acorde a esta necesidad, por lo que tampoco debería haber problema. La segunda posibilidad es que el trabajador de repente no encaje en la nueva fase de la empresa, por cambio de modelo de negocio o lo que sea. Decíamos antes, si es porque tenemos pérdidas, no hay problema. Si no tenemos pérdidas, si simplemente es un cambio de viraje, la indemnización es más que justa. ¿No es justo que paguemos una indemnización acorde a las circunstancias a una persona que lleva años con nosotros, que no nos ha dado problemas, que no tiene nada más que su fuerza de trabajo y que ahora tiene que empezar de cero porque hemos cambiado de rumbo? Me parece lo mínimo.
Desconozco si hay una cifra mejor que otras. No se si 33 o 45 son los mejores parámetros, o si debería ser 29 o 37. Lo que tengo claro es que la indemnización nos tiene que servir por una parte para pagar lo correspondiente y ser justos con nuestro equipo, por otro lado nos tiene que servir como aviso: “ojo, que si estás pensando despedir a alguien, lo mejor es tomar las decisiones pronto”, y no dormirnos en los laureles. Pedir indemnización gratuita significa barra libre para dormirse en los laureles y utilizar a nuestros empleados como material de oficina. En mi opinión, aunque esto ya son ideas, la indemnización debería ser ascendente acorde a la antigüedad, pero esto ya son cosas discutibles.
En cualquier caso y por parte de los sindicatos, me llama la atención también que no salgan nunca del esquema del salario, cuando creo que en España estamos muy atrasados en temas intangibles que son normales en Europa, como los permisos por maternidad o paternidad, las vacaciones , los horarios, etc. En cualquier caso en ese asunto en HA ya tenemos mentalidad europea.
Tenemos que hacer todos una reflexión a raíz de la crisis. Las empresas queremos obtener beneficios, sí, pero no todo vale. El todo vale conduce a repetir los mismos errores y volver a sufrir otra crisis. Si no tenemos un empeño en que nuestras empresas tengan un mayor compromiso social y una empatía con sus trabajadores, estaremos siempre repitiendo lo mismo.